Vino al mundo en el seno de una familia acomodada, con cierta hidalguía, derechos sobre vastas propiedades, lucidos cargos en la administración y aspiraciones políticas en la Corte. Su educación queda en manos de preceptores y reputadas amistades; aunque durante las estancias invernales en Madrid –dictadas por los compromisos políticos del padre–, se hará alumna de un colegio francés para señoritas de alcurnia. Es su pasión por la lectura y la complicidad con algunos intelectuales la que le abre una formación vedada para una muchacha de entonces.
Siendo poco más que una adolescente, contrae matrimonio (1868) con José Quiroga y Pérez de Deza en la capilla de la granja de Meirás. Engendrarán tres hijos: Jaime, Blanca y Carmen.
José no tiene el carácter necesario para asumir el poderío intelectual de su esposa y la polvareda de habladurías que va a levantar; y en 1884 se quebrará definitivamente la convivencia. Dos libros son los que desatan la maledicencia: el ensayo La cuestión palpitante y la novela La tribuna.
Los pazos de Ulloa y La madre naturaleza (1887) desbaratan cualquier prevención y encumbran a una escritora que llega a firmar cuarenta novelas, seiscientos cincuenta cuentos (?), decenas de ensayos y biografías…
A lo largo de su vida dirigió y sostuvo varias revistas y proyectos editoriales. El más singular de ellos tal vez sea “Biblioteca de la mujer”, donde reunió obras clásicas, recuperó a creadoras olvidadas, tradujo y publicó textos propios.